A pocas horas de que termine la campaña electoral de la segunda ronda de las elecciones presidenciales turcas, la mayoría de sondeos apuntan a una victoria del actual presidente, Recep Tayyip Erdogan. De las siete encuestas publicadas hasta la fecha, seis sondeos auguran que Erdogan sobrepasará el 50% de los votos, con entre dos y hasta ocho puntos de diferencia, respecto a su oponente, Kemal Kiliçdaroglu.
Los sondeos realizados en los últimos días sin embargo, muestran que el margen entre ambos candidatos se estrecha hasta los dos puntos de diferencia. Por ejemplo, la empresa demoscópica Tüsiar, que realizó el estudio a principios de semana, apunta a una victoria de Erdogan con el 51,4% de los votos, seguido de Kiliçdaroglu con el 48,6%. Mientras que Area, que llevó a cabo el estudio hace dos días, apunta a una estrecha victoria de Kiliçdaroglu con el 50,6% de los votos por encima de Erdogan, con el 49,4%. La mayoría de investigaciones tienen un alto porcentaje de votantes indecisos, del entre 8 y 10% y muestran un resultado con los indecisos añadidos de forma proporcional, añadiendo incertidumbre de cara a la votación de este domingo.
Teniendo en cuenta la primera votación, Erdogan parte con ventaja por haberse acercado más al 50% necesario para ganar la presidencia en la primera vuelta, al obtener el 49,5% de los votos, respecto a Kiliçdaroglu, que obtuvo el 44,9%. Durante la actual campaña ambos candidatos han intentado apelar a los cerca de tres millones de votos que obtuvo el tercer aspirante a la presidencia, el ultraderechista Sinan Ogan. Éste disolvió su alianza electoral pocos días después de los comicios y anunció su apoyo a Erdogan en la segunda ronda. Mientras que su exaliado, el líder del partido xenófobo Zafer (Partido de la Victoria) se ha decantado por su contrincante Kiliçdaroglu. Así en los comicios del domingo, Erdogan se presenta con el apoyo de una coalición de partidos de ultraderecha e islamistas, mientras que Kiliçdaroglu cuenta con el respaldo de partidos nacionalistas, liberales, de ultraderecha y el apoyo externo de la izquierda prokurda.
El actual presidente turco propone una continuación de sus políticas y ha basado su campaña en mostrar el desarrollo en infraestructuras del país y en atacar a la oposición por apoyar el “terrorismo”, en alusión a su cercanía a la izquierda prokurda, a quién considera vinculada a la guerrilla kurda PKK. Por su parte, la oposición se ha unido para terminar con los veinte años en el poder de Erdogan y ha endurecido su campaña en esta segunda ronda, intentando atraer el voto nacionalista con la promesa del retorno de los refugiados sirios que acoge Turquía.
La mayoría de sondeos de las elecciones presidenciales y parlamentarias del 14 de mayo fallaron, augurando una ventaja de Kiliçdaroglu en las urnas, incluso algunas apuntando a una victoria en la primera ronda.
Es la primera vez que se celebra una segunda vuelta de elecciones presidenciales en Turquía y se espera una participación similar a la de los comicios del pasado 14 de mayo, que alcanzó el 87%. Por el momento ha concluido el voto en el exterior con un ligero aumento de la participación, con un millón 880.000 votantes, cincuenta mil más que en los pasados comicios.
La Comisión Electoral Suprema (YSK) anunció los resultados oficiales de los comicios del 14 de mayo, en los que la coalición de Erdogan, obtuvo la mayoría en el Parlamento. Sin embargo, aún no ha publicado el registro de los votos de las mesas electorales, dificultando la impugnación de fallos en la inscripción de los votos, una denuncia que señalaron partidos opositores hace una semana. Según la Constitución turca, los diputados deberían jurar su cargo tres días después de publicarse los resultados oficiales, pero aún no se ha llevado a cabo.
El principal partido en la oposición, el socialdemócrata CHP, cuyo líder es Kemal Kiliçdaroglu, acusó a la Comisión Electoral de retener de forma intencionada la publicación de los resultados porque un partido político se niega a jurar ante el Parlamento. Se trata del partido kurdo islamista Hüda-Par, en coalición con Erdogan, una formación heredera de un grupo armado ultraislamista activo en los años noventa y responsable de decenas de asesinatos. El partido se niega a jurar porque la Constitución señala que Turquía es un país secular y por no incluir a la nación kurda en su texto. El vicepresidente de Hüda-Par, Serkan Ramanli, anunció que el texto no le parece “adecuado” y que refleja una “ideología” que su partido combate.