Su lema de campaña era Es tiempo de valientes. Fernando Villavicencio, el candidato presidencial ecuatoriano asesinado a tiros a la salida de un mitin en Quito, se consideraba un duro. Entre sus propuestas figuraban la de construir “una cárcel de altísima seguridad” para encerrar a los delincuentes más peligrosos, militarizar los puertos para controlar el tráfico de drogas y la creación de una Unidad Antimafia que, “con apoyo extranjero”, perseguiría a “narcotraficantes, secuestradores y todo tipo de estructura criminal”. Era periodista de profesión y político por convicción. Pero sus propuestas no calaban del todo en el electorado ecuatoriano: estaba entre cuarto y quinto en los sondeos para las presidenciales del 20 de agosto, lejos de la favorita, Lucía González, la candidata del expresidente Rafael Correa (2007-2017).
Fue justamente su oposición a Correa quien lo convirtió en una figura reconocida en Ecuador. Una de sus investigaciones periodísticas destapó una trama de sobornos que puso contra las cuerdas a Rafael Correa y a altos funcionarios de su Gobierno. Por ese caso, Correa recibió en abril de 2020 ocho años de cárcel y hoy vive refugiado en Bélgica.
En 2014, un tribunal condenó a Villavicencio a 18 meses de cárcel por injurias contra Correa, tras una denuncia de supuestos delitos de lesa humanidad en una incursión militar en un hospital. El periodista no acató la orden de detención y se refugió en un pueblo indígena en la selva amazónica. En 2016, un juez pidió otra vez su encarcelamiento por usar correos electrónicos hackeados en una investigación de presunta corrupción en Ecopetrol. Villavicencio se refugió entonces en Lima hasta 2017, cuando el sucesor de Correa, Lenín Moreno, le permitió volver al país.
Villavicencio se consideraba de izquierda. Nacido hace 59 años en un pueblo rural del interior de Ecuador, solía recordar que vivió una infancia muy pobre. Tenía 13 años cuando su familia se mudó a Quito. En una entrevista con el diario El Universo, contó que durante esa etapa “trabajaba de día -pelando pescado, conchas, de mesero o sillero- y estudiaba de noche”. A los 17 años ya ejercía como locutor en una radio dedicada a la cultura latinoamericana. Su debut en política fue en 1995, en el Movimiento Pachakutik, un partido de raíz indígena que hizo campaña por el reconocimiento de Ecuador como nación plurinacional
Villavicencio retomó su carrera política en 2017, a su regreso de su exilio en Perú. En octubre de 2020, anunció su candidatura a la Asamblea Nacional y ganó. Integró allí la Unidad de Fiscalización y presentó 24 informes que lo enfrentaron tanto con el Gobierno como con sus pares en la Asamblea. Finalmente, su voto fue clave para evitar la destitución parlamentaria de Guillermo Lasso, que terminó en mayo pasado con el llamado a elecciones presidenciales parlamentarias.
Villavicencio presentó entonces su candidatura, auspiciado por los movimientos Construye y Gente Buena. Estructuró su campaña alrededor de la lucha contra las mafias y el narcotráfico. Días atrás, el candidato dijo que había sido amenazado de muerte por “uno de los capos del Cartel de Sinaloa”, al que llamó Fito. “Esto confirma que nuestra propuesta de campaña afecta gravemente a estas estructuras criminales. No les tengo miedo”, dijo entonces. Este miércoles recibió tres disparos en la cabeza.
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